Yamiri Rodríguez Madrid

Lo sucedido en el municipio de La Perla, el pasado domingo, en donde un niño de 11 años asesinó a otro de 10 de un tiro en la cabeza porque le ganó en las maquinitas, nos debe mover una vez más a quienes somos padres de familia, a la sociedad, a la reflexión. Esta tragedia nada tiene que ver con las autoridades, sino con lo que se hace o deja de hacer en el seno familiar.

Una pistola en casa siempre será un riesgo. Es cierto que ante los índices de inseguridad que se viven en Veracruz y en todo el país, muchos han decidido armarse y cumplir esa máxima popular que dice: de que lloren en mi casa a que lloren en la suya; pero portar un arma, tenerla en casa u oficina, es una enorme responsabilidad, más cuando hay menores.

¿Qué motivo al pequeño, que hoy está de huida con sus padres, a tomar el arma como si fueran 20 pesos y regresar decidido a liquidar a su compañero de juegos quien jamás imaginaría su triste final? Eso no lo sabemos.

La comunidad, el municipio donde sucedieron estos horrorosos hechos, es un entorno de pobreza, de marginación, pero no de alta incidencia de los delitos de alto impacto. ¿por qué tener una pistola cargada al alcance de todos en la casa?

Hoy se han destrozado dos familias. Una que llora a un angelito y nada ni nadie se los podrá ya regresar; la que otra huye con un niño que apenas iniciará su adolescencia, pero que ya quedó marcado para toda su vida.

Esta no es la primera tragedia de este tipo. El año pasado hablábamos de la importancia del Operativo Mochila que ya implementa de nueva cuenta la Secretaría de Educación de Veracruz para detectar sustancias tóxicas, pero también armas; armas que traen de casa ante el descuido de los padres. Se aplauden los filtros de seguridad en las escuelas, pero el primero, el más importante deben ser el nuestro, en casa. Nuestros hijos son nuestro reflejo.

@YamiriRodriguez

 

 

 

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