Yamiri Rodríguez Madrid

Dicen que cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pongas las tuyas a remojar y tras lo sucedido con la dirigencia nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), ya hay militantes de ese y otros partidos que están preocupados con lo que pudiera suceder en los comités estatales.

Primero, el pasado lunes 19 de diciembre, el tricolor realizó su Consejo Político Nacional (CPN) en el que aprobó la suscripción de convenios de coalición con el PAN y el PRD para las elecciones del 2023 en el Estado de México y Coahuila, así como la publicación de las convocatorias para la selección de las candidaturas a ambas gubernaturas. Además, en la sesión extraordinaria se autorizó al presidente del Comité Ejecutivo Nacional, Alejandro Moreno Cárdenas, a negociar las alianzas electorales con ambas fuerzas políticas para los procesos electorales del 2022-2023 y 2024. Esto último inmediatamente desencadenó de nueva cuenta una serie de reacciones entre los priistas más prominentes. Por ejemplo, el senador Miguel Ángel Osorio Chong señaló que hace unos meses Alito había dicho que no buscaría la reelección; sin embargo, con esto permanecerá más allá del 18 de agosto de 2023 que es cuando vence su término.

Aquí en Veracruz, el dirigente Marlon Ramírez Marín no solo voto a favor, sino que externó que lo alcanzado por la Dirigencia Nacional era un ejemplo de que es posible tener la capacidad de acuerdos, en el entendido de que son “un partido monolítico”. Eso también prendió las alertas aquí pues creen que, además del agandalle de la curul, ahora el porteño pretenda quedarse otro rato más al frente de la gris dirigencia, pese a que hay por lo menos tres aspirantes a sucederlo.

El PAN también tiene lo suyo. Después de lo del PRI, el senador Damián Zepeda, criticó el cambio de estatutos del albiazul “para permitir un Consejo de unas cuantas personas que decidan su Dirigencia y no la militancia”. Marko Cortés, dirigente nacional, calló y aquí en Veracruz, Federico Salomón Molina ni pio dijo al respecto.

La dirigencia albiazul panista veracruzana está enfrascada en una guerra intestina, cuando lo que debería estar haciendo es alistándose para dar la batalla en 2024. Pareciera que el propósito, bajo consigna, es dividir aún más al PAN.

Es decir, los dos partidos opositores más grandes, tanto en el país como aquí en el estado, están haciendo su esfuerzo mayor por entregar la elección del 2024 en charola de plata a Morena y sus aliados. Están en la calle de la amargura tanto el colorado como el azul. Que luego no se sorprendan de los resultados…

@YamiriRodriguez

 

 

 

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