Yamiri Rodríguez Madrid

Durante décadas, uno de los principales problemas ambientales de Veracruz ha sido la cantidad de desechos que varias industrias arrojan directamente a los ríos, provocando una aguda contaminación. Han sido los ingenios, las jugueras, las plantas procesadoras de café y, más recientemente, las queseras.

Autoridades ambientales van y vienen y ninguna ha podido meter en cintura a estas empresas; muchos de plano, sospechosamente se han hecho de la vista gorda pese al reclamo de habitantes y ambientalistas.

Y no, no se trata de cerrar definitivamente a los negocios, pero sí de hacerlos cumplir con la ley, con la normatividad. No por ser generadores regionales de empleo, pueden ocasionar mortandad de peces, daños irreversibles a nuestro entorno.

Hace apenas unos días, después de 40 años de reclamo, la Secretaría de Medio Ambiente (Sedema) hizo presencia en Miahuatlán, donde el suero de los quesos se tira indiscriminadamente a los afluentes de la micro cuenca del Río Naolinco. Son 14 los municipios en la región que depende de esta actividad; la gran mayoría de los negocios, de todos los tamaños, no tienen un proceso de disposición final adecuada del líquido, por lo que este va a parar directamente al afluente dándole al traste a todo su balance.

Es tal el nivel de contaminación que ni los animales quieren beber agua del río; con eso puede usted dimensionar el daño que han provocado en aras del desarrollo económico.

Ahora las autoridades estatales anuncian que iniciarán las acciones de remediación, lo cual se aplaude, pues se suma al trabajo que ahí realiza, desde 2009, la Universidad Veracruzana (UV), pero si no se arregla el problema de fondo, que es evitar que más descargas sigan llegando al río, de nada servirá limpiarlo cada determinado tiempo. Urge aplicar la ley antes de que terminemos con nuestra propia riqueza natural.

@YamiriRodriguez

 

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