El repunte de los casos por COVID-19 en los municipios de la cuenca del Papaloapan se debió al relajamiento en las medidas básicas sanitarias como el distanciamiento social, lavado de manos y evitar lugares cerrados dónde se concentraban muchas personas.

La necesidad de reactivar la economía y el hartazgo por el encierro, llevo a qué los negocios como bares tuvieran fines de semana continuos, con instalaciones abarrotadas, permitiendo grandes grupos de personas, esto con la venía de las autoridades que definitivamente mostraron ya, prácticamente un desinterés por la situación.

Los bares no son los únicos dónde se pudo ver aglomeraciones, también se pudieron observar en restaurantes, salones de fiestas , bailes, zonas comerciales formales e informales, pareciera que la vacunación relajó las medidas de seguridad.

Una persona conocedora del tema comentó que si bien es cierto no es el tiempo de buscar culpables, si es indispensable aprender de los errores, errores que nuevamente nos están costando el repunte de contagios y muertes.

Cuando inició la pandemia no sabíamos cómo actuar, luego de la primera, aprendimos que no deberíamos hacer, en la segunda teníamos que demostrar lo aprendido, lo que no sucedió, ahora nuevamente vuelve a suceder y aquí están los resultados.

Estos resultados no solo son por el relajamiento de las personas, las autoridades tuvieron mucho que ver. Los ciudadanos en su momento daban a conocer su inconformidad a las actividades que permitían tanto autoridades municipales y estatales, porque era un riesgo que se corría al permitir bailes o eventos, dichos funcionarios mostraron un desdén a estos cuestionamientos y críticas, porque no cubrían las más mínimas medidas de seguridad.

Solo queda extremar los cuidados y reforzar las medidas para evitar más contagios y vacunarse, para lograr así, la tan anhelada inmunidad de rebaño.

 

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