Yamiri Rodríguez Madrid
Tras la tragedia que ocurre en una mina en Sabinas, Coahuila, no podemos sentirnos lejanos de los estragos que, en muchos sentidos, provoca esta actividad primaria. En 2019, la Secretaría de Economía publicó el Panorama Minero del Estado de Veracruz, el cual arranca con un interesante repaso histórico: desde la Compañía Mexicana en las minas de oro y cobre de Tatatila en 1826, pasando por la compañía Pearson Sons. Ltd., en la cuenca salina del Istmo de Tehuantepec; la empresa Brady Company con las exploraciones por azufre; la compañía Azufrera Panamericana, la Compañía Central Minera S.A. o la Compañía Azufrera Veracruz S.A., por mencionar algunas.
Aunque no hay datos más recientes, la dependencia federal puntualiza que el valor de la producción minera estatal durante el período enero-diciembre de 2018 ascendió a 20,481,098,553 millones de pesos, participando con el 6.01 % del valor total nacional; y que en la entidad había 103 concesiones tituladas de 2015 a 2016, notándose una disminución en el 2017, con un incremento en 2018 a 108 concesiones tituladas para disminuir a 87 concesiones tituladas en el 2019.
De ahí la preocupación de activistas ambientales y de ciudadanos, pues a pesar de que no hemos enfrentado tragedias como la de Pasta de Conchos o esta de Sabinas, sí hemos padecido el impacto de la minería en nuestro entorno.
Uno de los principales argumentos que durante décadas han presentado los ecologistas es el del uso de sustancias sumamente tóxicas, como el arsénico, para la extracción de minerales, los cuales contaminan los ríos y los mantos freáticos y que terminan por pegar también en la salud de los pobladores de la región. Pero está también la erosión que provoca en cerros la extracción de cal, de arena y de otros minerales, al punto de comérselos por completo.
En Actopan, por ejemplo, existe un sólido movimiento en contra de la actividad minera contaminante; aunque las autoridades van y vienen, poca atención han prestado a este tema. Ojalá que como dice el dicho: cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar y se haga una revisión minuciosa por parte de la Secretaría de Medio Ambiente y la Procuraduría Ambiental. Aún estamos a tiempo.
@YamiriRodriguez